viernes, 8 de agosto de 2008

LA MISTICA CRISTIANA CATOLICA Y PROTESTANTE

En el caso de la mística cristiana se define un acto místico central y esencial: el éxtasis. Se trata de una situación o acto que no depende del individuo, sino solamente de Dios, que por motivos que sólo Él conoce otorga un breve tiempo de comunicación sensible ultraterrena a algunas almas a las que se acerca bien directamente o bien para su posterior transmisión a un grupo específico o al conjunto social. Puede ir acompañado de manifestaciones milagrosas llamadas estigmas o llagas: heridas que reproducen algunas de las heridas de Cristo en la cruz, así como de bilocación (suceso que consiste en que el santo o místico es visto en dos o más sitios al mismo tiempo) y manifestaciones proféticas. En general se afirma por el Catolicismo que el éxtasis es otorgado a personas que han seguido una dura disciplina ascética de ayuno, soledad, oración, humildad, trabajo, penitencia, mortificación e introspección mediante el seguimiento de una regla de conducta monástica, para purificarse ante los ojos de Dios mediante los caminos o vías llamados vía purgativa y vía iluminativa. Los místicos carmelitanos hablan de noche oscura, así como de dar un ciego y oscuro salto de fe con la esperanza de que Dios se apiade y recoja el alma de sus siervos. Si Dios quiere, habrá una unión mística o éxtasis, experiencia más divina que humana que resulta de un placer inefable, esto es, intransmitible por entero, sino sólo en una parte muy pequeña, por medio de la palabra o cualquier otro medio de expresión. Así la describe por ejemplo Santa Teresa de Jesús:


"Y es tanto lo que se emplea el alma en el gozo de lo que el Señor la representa, que parece que se olvida de animar el cuerpo. (...) No se pierde el uso de ningún sentido ni potencia, pero todo está entero para emplearse en Dios solo. De este recogimiento viene algunas veces una quietud y paz interior muy regalada, que está el alma que le parece que no le falta nada".

También, sin embargo, existe una mística protestante que representan, por ejemplo, escritores como Emanuel Swedenbrog y sus Arcanos celestes o Joseph Smith, fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Diás o Mormonismo, o incluso el poeta Willian Blake, así como una mística heterodoxa representada, en la forma más antigua, por los cristianos gnósticos y en la Edad Media y el Renacimiento por los alumbrados y los dejados o por los seguidores del quietismo preconizado por Miguel de Molinos, una mística en ciertos sentidos muy cercana al Budismo.

La tradición mística cristiana arranca en realidad de Pablo de Tarso y del Evangelio según San Juan, así como de los posteriores Padres de la Iglesia en particular los Padres del Yermo o de la Tebaida. San Agustín de Hiponafue una figura muy influyente, así como SantoTomás de Aquino. Carácter místico tienen algunas obras muy leídas del desconocido Pseudo Dionisio Areopagita que algunos quieren indentificar con el desconocido griego convertido por Pablo de Tarso en el Areópagpo de Atenas, en esta obra se desarrolla la llamada teología negativa que se incorporó a la mística cristiana y se encuentra, por ejemplo, en San Juan de la Cruz. Siguen después las escuelas místicas de distintas órdenes monásticas, entre las cuales destacan las distintas ramas de la mística franciscana, agustina, carmelita y trinitaria. Tuvo mucha importancia y fue no poco influyente la mística germánica representada por Jan Van Ruysbroeck, el maestro Eckart, Tomás de Kempis y, ya en el Barroco, porAngelus Silesius y su Peregrino querubínico.

Fuente wikipedia

1 comentario:

Cristianismo Laico dijo...

Santa Teresa decía que los místicos cristianos se imaginaban su camino hacia el éxtasis o experiencia de trascendencia como una escalera al cielo que se debía remontar paso a paso. Esta escala de la perfección, tenía tres estados principales; el primero se llamaba la vida purgativa, el segundo la vida iluminativa y el tercero la vida unitiva, que representaba el estado de la perfecta contemplación. La vida purgativa necesita lógicamente una autodisciplina o ascetismo, ya que requiere del aislamiento de las cosas de este mundo para interiorizarse y auscultarse, haciendo un examen de conciencia identificando nuestros defectos o rasgos negativos que son la causa de nuestros pecados, para extinguirlos practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos, hasta lograr el perfil de humanidad perfecta. Al iniciar nuestro conocimiento interior experimentamos psíquicamente vivencias perturbadoras a medida que profundizamos en la oscuridad de los laberintos de la mente, que nos obligan a asirnos fuertemente de la mano de Cristo para encontrar la salida. Hay ocasiones en que inesperadamente emerge el fenómeno espiritual de la transformación humana que da lugar a la extinción del ego viejo o muerte mística, mediante un doloroso proceso psíquico que nos lleva a deambular por la noche oscura donde no paramos de sufrir hasta eliminar todo apego, mordaza, dualismo, que nos impedían liberarnos de los viejos parámetros, creencias o dogmas equivocados que condicionaban nuestra vieja forma de ser. Provocando comportamientos superficiales o automatismos que nos impulsaban sin darnos cuenta, distorsionando la realidad que percibimos. Impidiendo al ego nuevo renacer de sus cenizas, para dejar de sufrir creciendo espiritualmente hasta alcanzar la quietud de la mente en las turbulencias de la vida o paz interior antesala de la iluminación. Vida iluminativa necesaria para sanar nuestras heridas internas experimentando psíquicamente las vivencias que nos dan la respuesta de nuestra estructura interna a nuestros cuestionamientos y problemáticas intensas que nos hacen sufrir. La vida unitiva o éxtasis místico, no sólo es la meta, sino el fruto sagrado de la disciplina remota necesaria para inducir el éxtasis místico, donde a través de nuestro espíritu experimentamos la común unión de todos los seres y todas las cosas existentes en el universo existencial, manifestado e in-manifestado. Intimidad abismal profunda que nos revela el contenido de los arcanos que dan respuesta a nuestros interrogantes existenciales, de la cual emergemos transformados con los rasgos de una personalidad empática integralmente relacionada con nuestro entorno existencial que nos impulsa a servir a los demás al experimentar en carne propia el dolor ajeno sin que podamos evitarlo. http://es.scribd.com/doc/17142700/EL-SINCRETISMO-UNIVERSAL-DEL-CRISTIANISMO-LAICO