miércoles, 20 de agosto de 2008

LAS SEFIROT

Según la Cabalá, las Sefirot plural de sefira (‘senderos’ en idioma hebreo) son las diez emanaciones de Dios a través de las cuales se creó el mundo y por las que subsiste. Yavé contrajo su luz infinita en lo que se llama en hebreo tsimtsum y creó cada una de estas sefirá que en su estructura expresan la dinámica de la realidad toda.
El diagrama de las sefirot es el árbol de la vida, un sistema de relaciones intersimbólicas místicas que, para el ser humano, tienen la función de abrir el acceso a la realización personal. En definitiva, es, además de una comprensión del universo, una forma de vida práctica. Estos círculos son las diez sefirot sagradas que observan relaciones mutuas y transiciones entre ellas que se hacen comprensibles por las líneas que los conectan entre sí representan los senderos, cuyo número es el de 22.
Los círculos que representan a las sefirot están arreglados en tres columnas verticales, y que a la cabeza de la del centro, que es la más alta de las otras, formando el vértice superior del triángulo de las sefirot, está la sefirá Kéter (‘la corona’, que es la primera sefirá).
En esta enumeración faltaría la Shejiná, el pueblo de Yavé (Israel), que es la que une a Yavé y al mundo de los humanos. En un principio la Shejiná formaba parte de Yavé pero el pecado la alejó de éste y ahora Yavé aparece y desaparece como la Luna. Quizá la Shejiná sea la última sefirá (el Reino) con el nombre cambiado.
Keter (‘corona’; כתר)
Jojmá (‘sabiduría’; חכמה)
Biná (‘entendimiento’; בינה)
Jesed (‘compasión’; חסד)
Gevurá (‘juicio/estrategia’; גבורה)
Tiféret (‘gloria/belleza’; תפארת)
Netsaj (‘victoria’; נצח)
Hod (‘esplendor’; הוד)
Yesod (‘fundación’; יסוד)
Maljut (‘reino’; מלכות)
Algunas veces nos encontramos con otra:
Dáat (‘Sabiduría’; דעת)
Fuente: wikipedia

EL ARBOL DE LA VIDA

El denominado por los cabalistas Árbol Sefirótico, también es llamado Etz Jaiim -Árbol de Vidas-, y también es conocido como "Los 32 caminos de la Sabiduría".Es una representación conceptual, en definitiva un organigrama que se emplea para exponer las relaciones que organizan toda la estructura del universo, y que afectan a la interacción humana y especialmente en lo referente a las formas en que uno puede servir (adherirse) al Eterno.Pero también sirve como modelo para simbolizar los procesos por los cuales el Eterno hace efectivo su operar en el universo. Este esquema, en forma de árbol, está conformado por 10 esferas o ámbitos (sefirot), y 22 canales (correlativos a las letras del alefato, alfabeto hebreo) por los cuales éstas se vinculan de un modo jerárquico.
En la aplicación del arbol sefirótico a la vida de la persona, este indica que existen diversos modos por los cuales la persona se manifiesta. Son diez modos esenciales, que incluyen lo físico, lo emocional, y lo mental en su específica integración con los planos espirituales.En la tradición esotérica (de la Cabalá) a esos modos se les ha denominado sefirot.En cualquier acto (sea en los planos físico, emocional o mental) de nuestras existencias estamos vinculándonos con alguna o algunas de estas esferas, y pasamos de una a otra por lo canales que las interconectan.Y, cuando servimos a Dios desde determinado modo, estamos vinculándonos con una cierta emanación de de El, aquella de la sefirá que estamos “habitando”.Por ejemplo, si estamos sirviendo al Eterno desde nuestro plano menos refinado, estamos vinculándolos con Dios a través de la sefirá de Maljut. ¿Cuáles de las obras del Eterno podremos estar en posibilidad de percibir? Pues, aquellas que se manifiestan por Maljut.Y así, sucesivamente con cada una de las sefirot.

Fuente: http://serjudio.com/rap1651_1700/rap1661.htm

lunes, 18 de agosto de 2008

HISTORIA Y EVOLUCION DEL SUFISMO

En cuanto doctrina diferenciada y dotada de un método, el sufismo no aparece mencionado durante el primer y parte del segundo siglo de la historia islámica. No obstante los sufíes posteriores reivindican como parte de su grupo, por un lado a los grandes compañeros/discípulos del Profeta (Abû Bakr, ‘Umar ibn Al-Jattâb, Uzmân ibn ‘Affân, ‘Alí ibn Abî Tâlib, Abû Dharr, Salmân Al-Farsi, ‘Ammâr ibn Yâsir, etc.), y por otro a algunos hombres y mujeres de los primeros siglos que se destacaron por su piedad, caso de Hasan Al-Basri (m. 109 H/643-728), o Rabî‘ah Al-‘Adawiyah (m. 801), y desde luego a los Imames de la descendencia del Profeta, como Al-Hasan y Al-Husayn, sus nietos, pero sobre todo, ‘Alí Zayn Al-‘Abidín y Ya‘far Al-Sadiq (m. 148H/765). Este último está en la silsilah (cadena de maestros) de numerosas cofradías, incluida la Naqshbandiyyah.

Si hemos de creer a los tratadistas musulmanes, hombres del sufismo, éste existió siempre en la forma de piedad y sabiduría que no necesitaba de tratados o explicaciones eruditas. Cuando la piedad y la fe predominan, los hombres santos no sobresalen, pero cuando comienza a difundirse la corrupción y el desvío dentro del Islam, entonces los “Amigos de Dios” se destacan del resto, como las luminarias en el cielo, o las estrellas en la noche. Se ha querido así explicar la aparición del sufismo (sobre todo en sus formas ascéticas, de sencillez y desprendimiento que caracterizaron a algunas figuras del inicio) como una suerte de “reacción” contra el apartamiento del mensaje original del Islam, una reivindicación de la piedad y la sinceridad frente a la creciente corrupción que se extendía entre las clases dirigentes y el poder político. Los primeros sufíes habrían surgido según esta idea para tratar con el ejemplo de revertir la decadencia de la fe.

Hacia fines del siglo II de la Hégira y durante todo el siglo III (722-922) aparecieron las primeras figuras antecesoras del sufismo, algunas de las cuales son referentes o cabezas del linaje espiritual de diversas cofradías actuales.

Ya hemos mencionado a Hasan Al-Basrî (m. 109/728), considerado el primer sufí por algunos historiadores, y conocido también por su papel en el desarrollo del kalâm o filosofía religiosa. En las hagiografías posteriores se mencionan entre los primeros sufíes a Malik ibn Dinâr (discípulo de Hasan Al-Basri), Abû Hanîfah (fundador de la escuela de jurisprudencia que lleva su nombre); Râbi‘ah Al-‘Adawiyah (m. 801, prototipo de la mujer sufi, cantora del amor divino sin concesiones ni limitaciones y de la cual se conservan sólo algunos de sus versos); Dhûn Nûn Al-Misri (m. 245/859) (el primer sufí “típico”, conocimiento de las ciencias ocultas, alquimia, etc., y perseguido por sus ideas atrevidas); Abû Yazîd Al-Bastâmi (o Al-Bistâmi) (m. 261/874) (al cual se atribuyen muchas obras que no se conservan, y en el cual se manifiesta por primera vez el método de enseñanza a través de relatos, historias y dichos paradójicos); Al-Ÿunayd (más conocido como Imâm Al-Ÿunayd, pues fue el primer gran sistematizador del tasawwuf, discípulo de un discípulo de Al-Bastâmi, y del cual se conservan más de una docena de obras, de influencia considerable en el sufismo oriental y occidental; definió por primera vez la terminología propia del sufismo); Al-Hallaÿ (m. 309/922; recordado por ser el primer mártir importante del sufismo, condenado por sus ideas religiosas que reivindicaban el amor místico y la unión con Dios como la suprema meta de todo hombre; para él el amor divino anida en el corazón de todo hombre, sin distinción). Estos son algunos de los más importantes de los primeros años; luego durante los siglos IV y V el número de grandes sufíes y de obras sobre el tema crece exponencialmente en todo el mundo islámico. Aparecen las primeras obras sistemáticas sobre el sufismo, verdaderos “manuales” que incluyen por igual enseñanza mística, vida de los santos de los primeros tiempos, descripción de las moradas y estados espirituales, justificación doctrinaria del sufismo recurriendo al Corán y la Tradición, etc. En estos manuales y hagiografías se incluyen entre los sufíes por igual a los primeros califas, a los grandes compañeros, a los Imames shiíes e incluso a los fundadores de las cuatro escuelas tradicionales de jurisprudencia ([9][9]).

Del siglo IV y principios del V pueden mencionarse dos obras muy difundidas: la Risâlah Al-Qushayriyyah (“Tratado” de Al-Qushayri, m. 1072), que es un tratado sobre las virtudes y moradas espirituales, y el Kash Al-Mahÿûb (El desvelamiento de lo velado), de ‘Alí ibn ‘Uzmân Al-Huÿwuiri (m. 1074), verdadero compendio de las vidas y doctrinas de los sufíes.

El clímax del sufismo, su máxima evolución doctrinaria y sus exponentes más famosos aparecen alrededor del siglo VI de la hégira (1200/1300). De esta época son figuras como ‘Abdul Qâdir Al-Ÿilâni (o Al-Gaylani, m. 1166) (fundador de la cofradía qadiriyyah), Mawlâna Ÿalâluddín Rumi (m. 1273), fundador de los mevlevíes o derviches giróvagos; Abul Hasan Al-Shadili (m. 1258), fundador de la cofradía occidental shadiliyyah; y sobre todo, Muhiuddín Ibn ‘Arabi, el máximo expositor de las doctrinas metafísicas del sufismo y el más prolífico de sus autores con más de 250 obras reconocidas.

A partir de los siglos XII y XIII (a VI y VII siglos de la Hégira del Profeta), comienza el afianzamiento del sufismo en su forma actual, con la aparición de las cofradías y la influencia creciente que estas tienen en la vida social, religiosa e incluso política del mundo islámico hasta el momento actual.

La historia de estas cofradías es muy variada; en todos los siglos ha surgido alguna, y otras han desaparecido, luego incluso de ser muy importantes. Por lo demás cada una de estas órdenes tiene su “personalidad” propia, su impronta; sea en los métodos, sea en la gente que la integra, sea en la doctrina o la filiación espiritual. Por ejemplo los jenízaros, la élite del ejército otomano, pertenecían en su totalidad a la Tarîqah Bejtashiyyah, que por lo demás tiene una rama que propone el celibato, algo insólito en el ámbito musulmán. Los mevlevíes, son los famosos derviches giróvagos por el tipo de danza que realizan, y esta orden en el imperio otomano congregaba en general a intelectuales y artistas. Hay turuq ordenados y cuidadosos en la observancia de la tradición, y otros que se caracterizan por cierta lasitud en esto mismo, o incluso cierta heterodoxia. Algunas cofradías están diseminadas por el todo el mundo islámico, otras sólo están representadas en una región determinada.

Fuente: http://www.webislam.com/?idt=2661

EL CONCEPTO BASICO DE LA MISTICA TAOISTA

Cuando el Budismo llegó a la China, aprox. el primer siglo d.C., se encontró con una cultura que tenía más de dos mil años de antigüedad. En esta antigua cultura, el pensamiento filosófico había llegado a su culminación en el periodo Chou (500-221a.C.), los años dorados de la filosofía china, y desde ese momento siempre se le tuvo en alta estima.

Desde el comienzo, esta filosofía tenía dos aspectos complementarios. Los chinos siendo gente práctica con una conciencia social altamente desarrollada, todas sus filosofías se relacionaban de una manera u otra con la vida en sociedad, con las relaciones humanas, los valores morales y el gobierno. Este es sólo uno de los aspectos del pensamiento chino. Complementario a éste, está el lado místico del carácter chino, que exigía que el objetivo más importante de la filosofía fuese trascender el mundo de la sociedad y la vida cotidiana y llegar así a un plano superior de conciencia. Este es el plano del sabio, el ideal chino del hombre iluminado que ha logrado una unión mística con el universo.

Los sabios chinos no se mantienen exclusivamente en este alto plano espiritual sino que igualmente se conciernen de los hechos terrenales. Une en él, dos lados complementarios de la naturaleza humana --la sabiduría intuitiva y el conocimiento práctico, la contemplación y la acción social-- que los chinos han asociado con las imagenes del sabio y el rey. Seres humanos plenamente realizados, en las palabras de Chuang Tzu,"por su tranquilidad se hacen sabios y por sus movimientos reyes".

Durante el siglo VI. a.C., los dos lados de la filosofía china se desarrollaron en dos escuelas distintivas, el Confucianismo y el Taoísmo. El Confucianismo fue la filosofía de la organización social, del sentido común y del conocimiento práctico. Le entregó a la sociedad china un sistema de educación con estrictas convenciones de etiqueta social. Uno de los propósitos principales fue formar una base ética para el sistema de familia tradicional china con su estructura compleja y sus rituales de veneración de antepasados. El Taoísmo, por el otro lado, se refería primariamente a la observación de la naturaleza y el descubrimiento de su Camino, o Tao. La felicidad humana, de acuerdo a los taoístas, se logra cuando los humanos siguen el orden natural, actuando espontáneamente y confiando en sus conocimientos intuitivos.

El originador del Taoísmo fue Lao Tzu, cuyo nombre literalmente significa "El Viejo Maestro" y que fue, de acuerdo a la tradición, un contemporaneo de más edad de Confucio. Sería el autor de un corto libro de aforismos considerada la principal escritura taoísta. En China se le llama simplemente Lao-tzu, Y en el occidente se le conoce como el Tao Te Ching. Notorio es el estilo paradójico y el poderoso y poético lenguaje de este libro que según Joseph Needham es 'sin excepción el más profundo y bello trabajo en la lengua china'. Otro libro es elChuang-tzu, de mayor tamaño, al parecer escrito por varios autores distintos.

Los chinos, como los hindúes, creían que hay una realidad última que subyace y unifica las múltiples cosas y eventos que observamos:

Hay tres términos--"completo", "abarcándolo-todo", "todo". Estos nombres son diferentes, pero la realidad buscada en ellos es lo mismo: refiriéndose al Objeto Unico.

Llamaron esta realidad el Tao, que originalmente significó 'la Vía'. Es la vía, o proceso, del universo, el orden de la naturaleza.

En su sentido cósmico general, el Tao es la cúspide, la realidad última, indefinible y le caracteriza su calidad intrínsecamente dinámica, que en el punto de vista chino, es la esencia del universo. El Tao es el proceso cósmico en el que todas las cosas están involucradas; el mundo es visto como un flujo continuo además de cambio. Los chinos, por el otro lado, no sólo creyeron que el flujo y el cambio eran características esenciales de la naturaleza, sino que también existen patrones constantes en aquellos cambios que pueden ser observados por los humanos. El sabio reconoce estos patrones y dirige sus acciones de acuerdo a ellas. De esta manera se hace uno con el Tao, viviendo en armonía con la naturaleza y triunfando en todo lo que intente. En las palabras de Huai Nan Tzu, un filósofo del 2do siglo a.C. Aquel que se adapta al curso de el Tao, siguiendo el proceso natural del Cielo y la Tierra, encuentra que es fácil manejar todo el mundo.Tal es la consecución del estado místico.

Cuáles son entonces los patrones de la vía cósmica que el humano debe reconocer? La principal característica de el Tao es la naturaleza cíclica de su constante movimiento y cambio. "Volver es el movimiento del Tao", dice Lao Tzu, y "llegar lejos significa volver". La idea es que todos los desarrollos en la naturaleza, el mundo físico, como en las situaciones humanas, muestran patrones cíclicos de ir y venir, de expansión y contracción.

Esta idea fue tomada como una regla de vida. Los chinos creen que cuando una situación se desarrolla hasta su extremo, está dado que luego se dará vuelta y se transformará en lo opuesto. Esta creencia básica les ha dado valentía y perseverancia en tiempos de calamidades y los ha hecho cuidadosos y modestos en tiempos de éxitos. Ha llevado a la doctrina de la media dorada en que Taoístas y Confucianos creen. 'El sabio', dice Lao-Tzu.'evita el exceso, extravagancia y la indulgencia'.

En la visión china es mejor tener muy poco que tener demasiado, y mejor dejar cosas sin hacer, que hacer demasiado, pues, aunque no se llegue muy lejos de esta manera, se está seguro de estar yendo en la dirección correcta. Aquel hombre que quiere ir más y más lejos hacia el oeste terminará al este, aquellos que acumulan más y más riquezas para aumentar sus bienes terminarán siendo pobres. La sociedad industrial moderna que continuamente está tratando de aumentar "el estándar de vida" y para ello disminuye la calidad de vida para todos sus miembros es una elocuente ilustración de esta antigua sabiduría china.

La idea de patrones cíclicos en los movimientos de el Tao fue simbolizada mediante una estructura definida a través de la introducción de los opuestos polares yin y yang. Son los dos polos que dan la dinámica de los ciclos de cambio: El yang habiendo llegado a su clímax da paso al yin; el yin llegando a su máximo, da paso al yang. Cada vez que una de las fuerzas alcanza su máximo, ya contiene la semilla de su opuesto.


Fuente: http://www.shotokai.com/filosofia/taoism.html

viernes, 15 de agosto de 2008

LAS PRACTICAS SUFISTAS

Se dice que el sufismo es el camino que pretende purificar el corazón, que es el órgano donde se concentra el espíritu, siguiendo el dicho profético que dice «en el ser humano hay un trozo de carne que si está sano, todo él está sano, y si está corrupto, todo él está corrupto, y ese órgano es el corazón». Es el camino del amor profundo a Dios.

Un maestro actual, Shaij Nazim al-Qubrusi, ha dicho «es otorgar a cada cosa su realidad», o como dicen otros, «vestirse con las más nobles características (makarim al-ajlaq)».

Para llevar a cabo esta finalidad, se prescriben en el sufismo para sus practicantes, que están agrupados en distintas hermandades o turuq una serie de prácticas que se resumen a continuación:

Las prácticas de los sufíes no se diferencian en muchos aspectos de la del resto de los musulmanes, puesto que en casi todos los turuq se hace hincapié en las prácticas comunes a todos los musulmanes como son a plegaria ritual, la limosna, el ayuno o la peregrinación entre los ritos obligatorios, aunque también se insiste en otro aspectos que son considerados como beneficiosos, como son la recitación del Corán, el recuerdo de Dios (dhikr), el consejo espiritual, la solidaridad, la compañía espiritual, la enseñanza de los principios de la religión... En este sentido la diferencia es en caso todos los casos una diferencia de grado, tanto cualitativo como cuantitativo. Aunque existen diferencias según la tariqa, lo que caracteriza a los sufíes son, por ejemplo, la insistencia en los actos de adoración obligatorios (fara'id) y la práctica y la insistencia en aquellos que son voluntarios (nawa'fil). Así se prodigan en las plegarias voluntarias, como son las oraciones nocturnas (qiyam al-layl), el recuerdo de Dios en todo estado, los ayunos voluntarios, la búsqueda de conocimiento... Pero junto a ello tiene también importancia que tales actos se hagan con una sinceridad absoluta (ijlas) y que se correspondan con un trabajo interior de atención (muraqaba), de entrega a Dios (tawakkul), de contentamiento (rida), de presencia (hudur), que conduzca a estados interiores de progresiva purificación del alma (nafs) y de conocimiento de la Realidad divina (haqiqa).

Dentro de estas prácticas hay unas que son de carácter individual, como pueden ser la recitación de una determinada letanía o modelo de recuerdo de Dios característico, denominado wird, que es la base de la mayoría de los turuq y uno de los elementos más importantes de las prácticas de los iniciados. Por otro lado existen prácticas comunitarias que incluyen a los miembros de una misma tariqa. Entre las prácticas que caracterizan a las órdenes sufíes están las sesiones de recuerdo (dhikr), las de audición espiritual (sama') y las de danza espiritual (hadra o imara).

Las sesiones de recuerdo o dhikr, también conocidas como maylis, son reuniones en las que la comunidad de iniciados recuerdan mutuamente a Dios de diferentes métodos que pueden variar, aunque básicamente incluyen la recitación del Corán, la invocación de diversos nombre divinos, una exposición o enseñanza sobre algún aspecto religioso o espiritual o incluso la lectura compartida de algún texto, como por ejemplo la historia de Mushkil Gusha.

Otro tipo de práctica es la audición espiritual (sama'), que en muchas ocasiones se incluye en la anterior. Consiste, en la mayoría de las ocasiones, en la recitación de poesía de temática espiritual o sagrada, que tiene como ánimo permitirle al alma un grado de apertura a los significados sutiles (lata'if). Estas prácticas suelen hacer uso de poesía sufí tanto en árabe como en otros idiomas como el persa o el turco, de autores como Hafiz, Sanai, Ibn al-Farid, Rumi, Shushtari, Abu Madyan, Mustafa al-'Alawi... y dependiendo de la tariqa incluye o no instrumentos de música o no, o simplemente percusión, aunque el elemento más importante no deja de ser nunca la voz humana.

La danza espiritual, conocido de como hadra o imara es un tipo de danza ritual. Aunque varía de modo según la tariqa, desde una recitación del Nombre con movimiento entre los qadiríes, la danza con respiración profunda y rítimica, las danzas rituales de áfrica o la conocida danza de los derviches giróvagos de la tariqa mevlevi.

Fuente: wikipedia

sábado, 9 de agosto de 2008

LA MISTICA ESPAÑOLA

La mística española se desarrolló principalmente en Castilla, Andalucía y Cataluña. Brota fuertemente en el siglo XVI a causa de la tensión existente con el Protestantismo. Existen los precedentes medievales de Raimundo Lulio, que marca fuertemente la tradición española con el contacto de la cultura árabe y la mística sufí, y con la tradición semítica de la Cábala (en España se compiló su libro más importante, el Zohar). Se trata, además, cronológicamente, de una de las últimas místicas aparecidas y en cierto modo representa la culminación de la tradición mística cristiana.

La característica más acusada de la mística española es su carácter ecléctico, armonizador entre tendencias extremas; un ejemplo, podemos encontrar en San Juan de la Cruz al demonio nombrado en árabe Aminadab o un mismo verso repetido al estilo de la poesía árabe. Un segundo rasgo es que en la literatura religiosa hispana predomina lo ascético sobre lo místico. El tercero sería su gran elaboración formal: presenta un excelente estilo literario, de forma que muchas de sus obras se cuentan como obras maestras de la literatura en lengua española.

Pedro Sainz Rodríquez señala cuatro periodos en la historia de la mística española en su Introducción a la historia de la literatura mística en España (Madrid, 1927):

* Período de importación e iniciación, que comprende desde los orígenes medievales hasta 1500, durante el cual se traducen y difunden las obras de la mística extranjera.
* Período de asimilación (1500-1560) en el que las doctrinas importadas son por pimera vez expuestas a la española por los escritores que son precursores (fray Hernando de Talavera, fray Alonso de Madrid, fray Francisco de Osuna, fray Bernardino de Laredo, San Juan de Ávila y otros).
* Período de plenitud y de intensa producción nacional (1560-1600, reinado de Felipe II: fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús).
* Período de decadencia o compilación doctrinal, prolongado hasta mediados del siglo XVII, representado por autores como Miguel de Molinos y también por otros autores que no son creadores originales, sino retóricos del misticismo que se ocupan de ordenar y sistematizar la doctrina del período anterior.

Marcelino Menéndez Pelayo, en su ensayo sobre «La poesía mística en España», hizo una clasificación por escuelas según las órdenes religiosas de los místicos:

* Ascetas dominicos, cuyo prototipo es Fray Luis de Granada.
* Ascetas y místicos franciscanos (San Pedro de Alcántara, Fray Juan de los Ángeles, Fray Diego de Estella, etc.).
* Místicos carmelitas (San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, etc.).
* Ascetas y místicos agustinos (Fray Luis de León, Pedro Malón de Chaide, etc.)
* Ascéticos y místicos jesuitas (San Francisco de Borja, Juan Eusebio Nieremberg, y otros).
* Clérigos seculares y laicos (Juan de Valdés, Miguel de Molinos), que son místicos heterodoxos en ocasiones condenados por la Inquisición.

Esta clasificación tiene su sentido, ya que cada orden religiosa posee su propia tradición teológica y doctrinal, pero se puede simplificar aun más en tres corrientes:

* Afectiva (predomina lo sentimental sobre lo intelectual), que tiene siempre presente el Cristocentrismo o la imitación de Cristo hombre como vía por donde el cristiano puede llegar a la divinidad (franciscanos y agustinos).
* Intelectualista o escolástica, que busca el conocimiento de Dios mismo por la elaboración de una doctrina metafísica (dominicos y jesuitas).
* Ecléctica o genuinamente española, representada por la mística carmelita.

La mística española cuenta con figuras señeras en el Siglo de Oro y sobre todo en Castilla, como Bernardino de Laredo, Francisco de Osuna; Santa Teresa de Jesús compuso importantes obras místicas en prosa, como Las moradas y Camino de perfección; a San Juan de Ávila se le debe tal vez el famoso soneto místico "No me mueve mi Dios para quererte", y San Juan de la Cruz compuso con sus experiencias místicas unos poemas que son quizá la cumbre de la lírica española de todos los tiempos, el Cántico espiritual y la Noche oscura del alma, comentados por él mismo en prosa, entre otros varios poemas no menos importantes. Destacan también otros místicos, como Santo Tomás de Villanueva, San Juan Bautista de la Concepción, Cristóbal de Fonseca, el beato Alonso de Orozco, fray Pedro Malón de Chaide, fray Luis de Granada o fray Juan de los Ángeles. En el País Vasco destaca la figura de San Ignacio de Loyola. En Cataluña fue importante en la Edad Media Ramón Llull, también conocido como Raimundo Lulio, cuyo Libro del amigo y el amado es el principal testimonio de la literatura mística en catalán. Tras el Siglo de Oro, la mística española entró en decadencia.

Fuente wikipedia

LA MÍSTICA BUDISTA

Tiene mucho sentido hablar de los caminos de mística que nos propone el budismo, netamente diferenciados de las propuestas que nos hace el cristianismo u otras tradiciones religiosas.

Digamos primero que el budismo propone una posición agnóstica a quien se adentra en la búsqueda de su identidad y de su realidad espiritual. Esta posición implica que sólo tiene realmente validez lo que cada buscador puede vivenciar y experimentar. Alejado de la creencia y de la fe, para el budismo el camino espiritual es realización espiritual personal, es actualización de las potencialidades que todos, por el hecho de ser seres humanos, poseemos en nuestro interior. Todos los seres humanos somos divinidad y somos Consciencia, somos budas. Estos aspectos de nuestra esencia irán actualizándose en nosotros a medida que nuestra identidad profunda vaya emergiendo, como consecuencia de nuestra realización espiritual. No hay un dios salvador, no hay agentes externos que, por sí solos, puedan ser determinantes en nuestro proceso espiritual, aunque efectivamente puedan influir en él. El viaje espiritual que propone el budismo es el viaje desde la ignorancia inconsciente hasta la Consciencia, desde el individualismo hasta la compasión-amor solidarios con todos los seres, desde la dualidad “yo frente a los demás” hasta las unidad y unanimidad con todo el universo, donde sin perderse las características individuales relativas del yo éste queda completamente transcendido en un espacio donde todos los seres son esencias indiferenciadas de Consciencia y Vacuidad, donde todos los seres son uno en la unanimidad de la Consciencia Cósmica.

Es en este marco donde el budismo entiende el devenir espiritual del ser humano, es en este contexto donde el budista accede a su experiencia mística. Porque la mística es simplemente la vivencia-experiencia de nuestra propia identidad profunda. Es la experiencia de la Vacuidad y de la Consciencia de la que somos manifestación.

Evidentemente la experiencia mística tiene grados de vivencia hasta profundidades sin límite, pero la experiencia mística, en mayor o menor grado, es accesible a todos nosotros, porque en realidad sólo es la experiencia profunda de nosotros mismos, el maravilloso hallazgo de nuestra identidad última, allí donde sólo existe espacio sin límites, y silencio, y claridad mental, y discernimiento y luminosidad, y compasión y amor imparciales…

Debemos abandonar, por errónea, la idea que a veces tenemos de que la expresión de la experiencia mística, es arrebato, paroxismo, conmoción, enajenación, abandono, o alejamiento de la realidad que nos toca vivir. ¡No! La experiencia mística se manifiesta en quietud, gozo, ecuanimidad, armonía con el fluir de la vida, en concordia con los acontecimientos favorables y adversos que nos toca vivir, en la sana alegría de los corazones expandidos. Todos nosotros podemos acceder a la experiencia mística, porque la experiencia mística es el paulatino descubrimiento de lo que en realidad somos, descubrimiento que necesariamente nos traerá el reflejo de la Vacuidad y Consciencia que constituyen nuestra esencia. No es fácil que la experiencia de Vacuidad y Consciencia plenas sea permanente en nuestro vivir diario, pero nuestro camino espiritual está jalonado de chispazos de despertar o chispazos de mística que nos traen saltos evolutivos irreversibles.

Por ello, no concebimos otra manera de vivir la espiritualidad que en el camino de la mística, que es ir dándonos cuenta de que no somos sino en otra realidad superior, de que siendo en esta forma, en este cuerpo, en este espacio y en este tiempo, somos manifestación de la no forma, del no cuerpo, del espacio ilimitado y de la realidad atemporal que constituyen la Vacuidad y la Consciencia.

Para el budismo la experiencia mística por excelencia es la vivencia de la Vacuidad, que es espacio ilimitado desde donde todo surge. La Vacuidad budista es creadora, inabarcable, insondable, inaprensible e inexpresable; es la experiencia de la nada y del todo, de la plenitud, del dinamismo inmóvil, del silencio sonoro, es la creación no creada.

Y vacíos deberemos ser nosotros para recibir a la Consciencia, para encontrarnos con nuestro ser espiritual profundo. Vacuidad para el budismo es desapego de toda forma egóica, de todo anhelo perturbador. Para poder acceder a la Vacuidad, para poder empezar a tener vivencias místicas tendremos que limpiar primero todo nuestro inconsciente acumulado, desbrozar nuestro camino interior, derruir y desescombrar nuestra vieja casa de ignorancia e inconsciencia y quedar vacíos, vírgenes para que la consciencia entre en nosotros por su propio poder. Citamos otra vez al maestro Eckhart que afirma que: “Estar vacío de todo lo creado es tanto como estar lleno de Dios”. Y nosotros budistas afirmamos que estar vacíos de todo egoísmo, estar libre de todo apego, es tanto como estar despiertos, es tanto como ser plenitud de Consciencia y Vacuidad.

Este es el camino de mística que nos presenta el budismo. El camino es vivir con plena conciencia, con plena presencia nuestra realidad física y material y espacio-temporal, para poder acceder así a nuestra realidad espiritual.

Vivir con plena presencia lo cotidiano es la llave que nos abre la puerta de la sabiduría interior, es el acceso a los contínuos descubrimientos con los que el camino espiritual nos sorprende. Vivir desde la presencia requiere restaurar la conexión con nuestro interior tantas veces perdida, vivir desde nuestro propio eje, sabiendo quiénes somos y no identificándonos ni dejándonos arrastrar emocionalmente por todas las circunstancias y pensamientos que nos acechan. En otras tradiciones religiosas se le ha llamado recogimiento o retiro interior y en palabras del maestro Eckhart: “El verdadero retiro significa que el espíritu permanece tan inconmovible ante todo lo que le pasa, agrado o pena, honra o vergüenza, como una ancha montaña permanece quieta dentro del viento”.

El gran instrumento que el budismo propone para integrar la actitud de presencia en nuestro modo de vivir es la meditación, que en un nivel profundo nos puede ofrecer auténticas experiencias místicas y que en su estadio inicial nos enseña a mirar cuantos pensamientos pasan por nuestra mente y sensaciones por nuestro cuerpo. Del mirar sistemático surge el darse cuenta o un estado de conciencia básico y de ahí viene el comprender profundamente cada una de nuestras actitudes, reacciones, automatismos, emociones perturbadoras… La consecuencia directa del comprender profundamente es la liquidación natural o autoliquidación de nuestro cuerpo emocional acumulado, la limpieza o autolimpieza de nuestro inconsciente. Cuanto más se limpia nuestro inconsciente más preparados estamos para la experiencia interior, para la experiencia mística. La meditación es, por esta razón, una herramienta fundamental en el camino de la mística que el budismo nos propone.

Fuente http://lacomunidad.elpais.com/kefer3/2007/12/25/la-mistica-budista-mistica-la-vida-cotidiana

LA MISTICA JUDIA

La principal corriente mística hebrea (que no debe confundirse con el judaísmo ortodoxo propiamente dicho) se denomina Cábala (también Qábbalah, del hebreo Kabbalah, «tradición») y se produjo y difundió fundamentalmente durante la Alta Edad Media hasta alcanzar su esplendor con la aparición del Zóhar en la península Ibérica en el siglo XIII y las posteriores interpretaciones jasídicas. En el siglo XVIII, después del colapso del movimiento sabático mesiánico, la Cábala fue relegada y considerada nociva para la comunidad. Desde entonces, los estudiosos judíos de Occidente han rehuido las discusiones teológicas que pudieran revivir el pensamiento místico. Así quedaron en el olvido valiosos manuscritos cabalísticos y las discusiones e interpretaciones que sobre ellos hacían los místicos judíos.

En la definición del historiador y teólogo judío Gershom Scholem (Grandes tendencias de la mística judía, Barcelona: Ediciones Siruela, 1996, editado originalmente en 1941), el misticismo es el estadio posterior a la religión. Al sentir el hombre post-primitivo una alienación respecto al mundo que habita, se desarrolla debido a este hueco un sentimiento religioso en el que Dios se percibe como algo alejado, al otro lado del abismo que separa lo divino de lo humano. Es ésta la definición que se plantea de religión, en que Dios es algo alejado de ser adorado u obedecido.

Según Scholem, el misticismo judío posee tres características fundamentales que le dan su particular personalidad:

1. En primer lugar, reticencia hacia la confesión personal, por la reserva hacia todo lo relacionado con la experiencia mística y por la ausencia de elementos autobiográficos.
2. En segundo lugar, el misticismo judío muestra una actitud metafísica positiva en relación al lenguaje, considerado instrumento propio de Dios, y como lenguaje creador, se refleja en el hablar común del hombre.
3. En tercer lugar, la mística judía se caracteriza por una continuada deferencia hacia la tradición: así, cuanto más pura es la mística, más cerca está de la verdadera tradición entendida como «conocimiento original de la humanidad.

Acaso el mayor de los místicos judíos fuera el malagueño Shlomo ben Yehudah Ibn Gabirol, también conocido como Avicebrón (c. 1021-c. 1058), autor de una Fuente de la vida (Mekor Hayim) que fue conocida por los filósofos cristianos medievales a través de su traducción latina (Fons vitae); por otra parte, el gran erudito y teólogo Rambam, que conocemos habitualmente como Maimónides (1135-1204), aportó la idea de la ausencia de atributos en Dios, que pesó mucho en la configuración cabalística de Dios como En-Sof.

Una de las fuentes más importantes de la Cabalá es el Zóhar o Libro del Esplendor se trata de una compilación de diversos textos cuya elaboración se atribuye tradicionalmente a Moisés de León, judío español, (fallecido en 1305), aunque algunos de sus elementos parecen ser mucho más antiguos. Algunas de sus ideas parecen ser de los filósofos griegos, de los panteístas egipcios y de los gnósticos. La idea básica allí expuesta es que, del seno mismo de la Divinidad oculta o Infinito (el Ein-Soph), surgió un rayo de luz que dio origen a la Nada (Ain), identificada con una esfera (Sefirá) o región, que recibe el nombre de Kéter (Corona). A partir de esta corona suprema de Dios emanan otras nueve esferas (las sefiroth). Estas diez esferas constituyen los distintos aspectos de Dios mediante los cuales éste se automanifiesta.

Según la cábala el verdadero Mesías nacerá al fin del tiempo y entonces el mundo regresará a su fuente. Entonces se acabará el infierno y empezará un tiempo de gran felicidad. La redención humana se logra por la rígida observancia de la ley, y la salvación se alcanza a través de un conocimiento "esotérico" especial. Cada persona es agente de su propia salvación y a través de conocimientos secretos, puede alcanzar la divinidad.

Los cabalistas suelen interpretar las combinaciones de letras de palabras clave en los textos sagrados, así como su valor numérico, con un sentido trascendente.

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LA MISTICA ISLAMICA

La corriente mística islámica más desarrollada es la sufí. La voz sufí deriva de la raíz sûf, (llama), aludiendo al hábito con que vestían los sufíes como muestra de humildad a imitación de los ascetas critianos. A los ascetas errantes árabes se los llamaba también faquires ("pobres", en árabe faqîr, pl. fuqarâ), y en persa derviches (darvîsh). Mirados con cierta prevención por la ortodoxia islámica, el respeto que demostró a sus enseñanzas Algazel, "el San Agustín árabe", hizo que a partir de Iraq en el siglo VIII, y de Bagdad y El Cairo en el siglo IX, se extendiese el sufismo por todo el mundo islámico, desde Irán hasta India, y desde el Magreb hasta Anatolia y Al Ándalus.

La ascética y mística sufí o sufismo era considerada por los musulmanes tradicionalmente heterodoxa a causa de las influencias de religiones no musulmanas que contenía (elementos cristianos, iranios, hindúes y helenísticos, algunos autores identifican el surgimiento del sufismo con la adaptación de los budistas a la religión islámica en las zonas en que esta realizó una labor de conquista y conversión masiva) . Frente a la concepción islámica primitiva de un Dios inaccesible, desde el siglo VIII surgieron corrientes místicas principalmente en Basora (Hassan al-Basrî, muerto el 728), en Medina y en la Meca, que preconizaban el amor y la bondad de Alá, así como la posibilidad de la unión mística. La organización de los sufíes en cofradías u órdenes análogas a las de los monjes mendicantes cristianos alcanzó su esplendor en el siglo XII. El sufismo alcanzó su cenit en la forma atemperada de Al-Ghazali (Algacel), a pesar de la oposición irreductible de los grupos hambalita, chiíta e ibadita. El sufí recorre, a través de etapas sucesivas, los tres estadios de la ascensión mística: aspiración, progreso y fin. Es indispensable la guía de un maestro, chamán, santón o "director espiritual" (muršid). La unión mística, descrita de diversas formas, va desde las imágenes eróticas hasta el monaquismo y ha inspirado una buena parte de la lírica y la narrativa árabe y persa.

Los sufíes vindicaban una religiosidad menos externa y más interior, siguiendo el ejemplo del Profeta, y postularon la necesidad de la ascesis para alcanzar de forma paulatina la "Verdad Espiritual" interior (haqîqa). En este camino de ascenso era ineludible la gnosis de los textos sagrados. Siguiendo la "vía" (tarîqa) de un maestro (xeic, jeque), se podía llegar a un estado místico (hâl) en el cual se producía "el anonadamiento de sí mismo en Dios" (fanâ). En el sufismo se puede acceder al estado místico mediante tres vías o caminos (tarîqât):

* La del temor (makhâfa) o de la "purificación"
* La del amor (mahabba) o del "sacrificio"
* La del "conocimiento" (ma´arifa).

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viernes, 8 de agosto de 2008

EL CONCEPTO DE LA CABALA

Bajo la palabra cábala se recogen diversos elementos. Por un lado la cábala es una de las principales corrientes de la mística judía. La base estructural de este estudio consiste en el análisis del Árbol de la Vida. Entre los judíos, cabala es también la tradición oral que explica y fija el sentido de la Sagrada Escritura. En la antigua literatura judaica, cábala era el cuerpo total de la doctrina recibida, con excepción del Pentateuco. Así pues, incluía a los poetas y los hagiógrafos de las tradiciones orales incorporadas posteriormente a la Mishná.
Aunque la cábala propiamente dicha surge hacia fines del siglo XII, sus orígenes pueden remontarse hasta el incipiente judaísmo de la diáspora helenística (cerca del siglo I a. C.) e incluso antes. Y tanto es así que, según la leyenda y los autores clásicos Pico della Mirandola, Johannes Reuchlin y Wilhelm Schickard, la cábala no sería sino un saber de carácter esotérico que Dios (Yavé) habría revelado primero a Adán, después a Abraham y luego a Moisés en el monte Sinaí al tiempo que le hacía entrega de las Tablas de la Ley, un hecho mítico que los judíos situaban alrededor del siglo XIII a. C. También se pretende que el dios Yavé enseñó sus verdades y misterios a través del ángel Raziel tras la caída del primer hombre.
La cábala sale a la luz como tal corriente mística ya definida y operante entre los siglos XII y XIII en la Provenza y Cataluña a través de las comunidades judías de la zona vinculadas indefectiblemente a Oriente Próximo. Así, podemos decir que la cábala nace en Sefarad, la comunidad judía española. La cábala como tal es el pozo de todas las tradiciones místicas judías que se fueron acumulando desde antes de Cristo y que llegaron a reinterpretar las Escrituras de tantas y tan variadas maneras que llegaron a crear una mística cercana al gnosticismo o al hasidismo.
Una importante contribución a la cábala se la debemos a Abraham Abulafia (nacido en Zaragoza en 1240). Una de las fuentes más importantes de la cábala es el Zóhar o Libro del Esplendor, escrito por Simeón Ben Yojai. La idea básica allí expuesta es que, del seno mismo de la Divinidad Oculta o Infinito (el Ain Sof), surgió un rayo de luz que dio origen a la Nada (Ain), identificada con una esfera (sefirá) o región, que recibe el nombre de Kéter (‘corona’). A partir de esta corona suprema de Dios emanan otras nueve esferas (las sefirot). Estas diez esferas constituyen los distintos aspectos de Dios mediante los cuales éste se automanifiesta.
En esencia, la cábala (palabra que significa «tradición» para algunos, «clave» para otros y aún «recepción» para otros) es una «ciencia» que busca en la Torá (el Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia), el significado del mundo y la «verdad». Pretende interpretar los sentidos ocultos de los cinco libros y en ellos busca la revelación. Puede entenderse de una forma metafísica, buscando la iluminación, o se puede entender como un medio a través del cual llegar a conocer la realidad que nos rodea. Cabalística es la afirmación de que «el conocimiento absoluto no tiene objeto sino que es un medio». Para los cabalistas, el lenguaje es creador y la Torá contiene todos los textos, todas las combinaciones que pueden darse para crear otros mundos y otras realidades. Los cabalistas entienden que el nombre de Dios está formado por todas las letras que componen el alfabeto y que éste, por tanto, tiene múltiples formas. Dios se sirvió de las letras para crear el universo a través de sus emanaciones o «sefirot».
De todas formas hay quien dice que existe una cábala cristiana, a lo que otros responden diciendo que lo más cercano al misticismo judío de la cábala es el catarismo.


La explicación siguiente de la cábala se refiere a su visión moderna y actualizada en el nuevo cabalismo:

Según esta explicación, la cábala precede a cualquier religión o teología y fue dada a la humanidad por el mismísimo Dios, sin prerrequisitos ni precondiciones. Según las enseñanzas cabalísticas, el universo funciona de acuerdo a ciertos principios supremamente poderosos. Al entender estos principios y al aprender a actuar de acuerdo con ellos, la vida mejora enormemente en lo inmediato, y se logra a mediano y largo plazo la verdadera plenitud, para uno mismo y para toda la humanidad.

Así, de la misma manera en que las leyes físicas básicas, tales como la gravedad y el magnetismo existen independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, las leyes espirituales del Universo influyen en nuestras vidas cada día y a cada momento. La cábala brinda el poder de entender y vivir en armonía con estas leyes, y además, de usarlas para beneficiarnos a nosotros mismos y al mundo.

La cábala es mucho más que un sistema filosófico intelectualmente convincente. Es una descripción precisa de la naturaleza entrelazada entre la realidad espiritual y la física; y es un compendio total de métodos poderosos, a la vez que prácticos, para lograr objetivos dignos dentro de esas realidades. Dicho de manera simple, la cábala da las herramientas que se necesitan para obtener felicidad, plenitud y para llevar la Luz del Creador a la vida propia. Es la manera de alcanzar la paz y la alegría que todo ser humano desea y merece, en la más profunda esencia de su Ser.

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En los términos propios de una organización judía de difusión cabalística, la Cábala es:

Algunas definiciones de lo que es Kabalá extraídas de los escritos del Rav Zukerwar, basados en la Tradición Kabalística del Rabino y Sabio Kabalista Itzják Luria Ashkenazi, que recibimos a través de nuestro Maestro el Rabino y Sabio Kabalista Mordejai Shainberguer, quien la recibió a su vez de su Maestro el Rabino y Sabio Kabalista Iehudá Tzví Brandwain, discípulo directo del Sabio y Rabino Kabalista Nuestro Maestro y Rabino Ieudá Leib haLevi Áshlag quien expresó:
"La fusión con los Libros Verdaderos activan al hombre y le traen la voluntad y la fuerza de los sabios que escribieron dichos textos. El saber no es el objetivo del estudio, sino un medio para llegar a laVoluntad Superior, a la Voluntad y Deseo de Dar y Beneficiar en el corazón del hombre. Eso es lo que mide el nivel espiritual del hombre. Eso es todo el hombre".

El vocablo Kabalá significa literalmente recepción, es decir que dicho estudio prepara al hombre para recibir todos los grados y planos de la vida como una realidad única.

El capítulo Pirkei Avót de la Mishná nos relata que: "Moshé Kibél Torá MiSinai Umsará leIehoshúa ... " : "Moshé recibió la Torá desde Sinaí transmitiéndosela luego a Iehoshúa . . . ".El vocablo kibél / recibió se refiere a la Kabalá / recepción. Todos los Patriarcas, Profetas y verdaderos Sabios del pueblo de Israel fueron y son Mekubalím/Kabalistas, es decir receptores y transmisores de la Sabiduría Interior de la Torá, la Kabalá.
Kabalá es el conocimiento que nos enseña cómo recibir los diferentes grados de la Sabiduría que nos transmite la Torá.

La verdadera construcción en la cual debemos invertir todos nuestros esfuerzos es la de construirnos interiormente. Hasta que el hombre no sea íntegro en su interior nada de lo que haga perdurará. Nuestro estudio y el desarrollo de nuestra vida de acuerdo a la Torá y la Kabalá no son algo externo a nosotros. Conforman nuestro SABER y fundamentalmente nuestro SER. A partir de ello nos convertimos en partícipes del "programa de la Creación" que consiste en beneficiar a todas las creaturas infinitamente.

Es importante definir precisamente el área a la cual se aboca este estudio. De lo contrario podríamos perdernos en un laberinto de ideas ajenas a los objetivos de la Kabalá.El objetivo de este estudio es educar a la voluntad y al deseo del hombre hacia el bien colectivo que es la meta de la Torá: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".

El único cambio posible que podemos lograr en la vida es la actitud interior, lo que deseamos en nuestro corazón. El "mejor" sistema socio-político-económico está destinado a fallar si el hombre es egoísta. En cambio, cuando cambiamos interiormente buscando el bien colectivo, el "peor" de los sistemas exteriores va a funcionar. Los verdaderos cambios y batallas se desarrollan en nuestro interior. Para ello el hombre debe conocerse y conocer las leyes que rigen todos los planos de la realidad. Entonces, tomará gradualmente conciencia de su raíz y objetivo, unificándose con todos los hombres y con su máxima identidad el Kadósh Barúj Hú.

http://www.halel.org/que_es_kabala.asp

LA MISTICA CRISTIANA CATOLICA Y PROTESTANTE

En el caso de la mística cristiana se define un acto místico central y esencial: el éxtasis. Se trata de una situación o acto que no depende del individuo, sino solamente de Dios, que por motivos que sólo Él conoce otorga un breve tiempo de comunicación sensible ultraterrena a algunas almas a las que se acerca bien directamente o bien para su posterior transmisión a un grupo específico o al conjunto social. Puede ir acompañado de manifestaciones milagrosas llamadas estigmas o llagas: heridas que reproducen algunas de las heridas de Cristo en la cruz, así como de bilocación (suceso que consiste en que el santo o místico es visto en dos o más sitios al mismo tiempo) y manifestaciones proféticas. En general se afirma por el Catolicismo que el éxtasis es otorgado a personas que han seguido una dura disciplina ascética de ayuno, soledad, oración, humildad, trabajo, penitencia, mortificación e introspección mediante el seguimiento de una regla de conducta monástica, para purificarse ante los ojos de Dios mediante los caminos o vías llamados vía purgativa y vía iluminativa. Los místicos carmelitanos hablan de noche oscura, así como de dar un ciego y oscuro salto de fe con la esperanza de que Dios se apiade y recoja el alma de sus siervos. Si Dios quiere, habrá una unión mística o éxtasis, experiencia más divina que humana que resulta de un placer inefable, esto es, intransmitible por entero, sino sólo en una parte muy pequeña, por medio de la palabra o cualquier otro medio de expresión. Así la describe por ejemplo Santa Teresa de Jesús:


"Y es tanto lo que se emplea el alma en el gozo de lo que el Señor la representa, que parece que se olvida de animar el cuerpo. (...) No se pierde el uso de ningún sentido ni potencia, pero todo está entero para emplearse en Dios solo. De este recogimiento viene algunas veces una quietud y paz interior muy regalada, que está el alma que le parece que no le falta nada".

También, sin embargo, existe una mística protestante que representan, por ejemplo, escritores como Emanuel Swedenbrog y sus Arcanos celestes o Joseph Smith, fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Diás o Mormonismo, o incluso el poeta Willian Blake, así como una mística heterodoxa representada, en la forma más antigua, por los cristianos gnósticos y en la Edad Media y el Renacimiento por los alumbrados y los dejados o por los seguidores del quietismo preconizado por Miguel de Molinos, una mística en ciertos sentidos muy cercana al Budismo.

La tradición mística cristiana arranca en realidad de Pablo de Tarso y del Evangelio según San Juan, así como de los posteriores Padres de la Iglesia en particular los Padres del Yermo o de la Tebaida. San Agustín de Hiponafue una figura muy influyente, así como SantoTomás de Aquino. Carácter místico tienen algunas obras muy leídas del desconocido Pseudo Dionisio Areopagita que algunos quieren indentificar con el desconocido griego convertido por Pablo de Tarso en el Areópagpo de Atenas, en esta obra se desarrolla la llamada teología negativa que se incorporó a la mística cristiana y se encuentra, por ejemplo, en San Juan de la Cruz. Siguen después las escuelas místicas de distintas órdenes monásticas, entre las cuales destacan las distintas ramas de la mística franciscana, agustina, carmelita y trinitaria. Tuvo mucha importancia y fue no poco influyente la mística germánica representada por Jan Van Ruysbroeck, el maestro Eckart, Tomás de Kempis y, ya en el Barroco, porAngelus Silesius y su Peregrino querubínico.

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LA MISTICA PAGANA

Las religiones de origen europeo antiguo, llamadas despectivamente "paganas" o paganismo, son aquellas creencias y religiones anteriores o distintas al judaísmo, cristianismo e islamismo, que habitualmente son animistas o politeistas y en las cuales se puede, ocasionalmente, observar la presencia de elementos místicos. En el seno de la religión griega surgen los Misterios de Eleusis y el Neopitagorismo, todavía mal conocidos, con fuerte carga mística. Las religiones celtas agrupan diversas creencias muy marcadas por la magia y el ritual que se han dado en calificar como místicas, lo que es muy discutible, pues aunque tienden a contactar con el ser superior, su motivo principal es la práctica de un poder y dominio sobre la naturaleza y las personas que difícilmente sería aceptable para una posición mistica entendida en su concepto puro.

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UNA IDEA BASICA SOBRE LA MISTICA

La mística (del verbo griego myein, "encerrar", de donde mystikós, "cerrado, arcano o misterioso") designaría un tipo de experiencia, es una experiencia, no una filosofía conceptual y abstracta, muy difícil de alcanzar en que se alcanza la unión de la intimidad humana con la Alteridad, o lo Sagrado, o Dios durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (cristianismo, islamismo, judaismo), así como en religiones que más bien son filosofías, como el budimo, donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.

La mística se vincula mucho con la teología y se diferencia especialmente de la ascética que es una disciplina religiosa que ejercita el espíritu humano para la perfección, a manera de una preparación para la mística, mediante dos vías o métodos, la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual sólo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que sólo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de un placer y conocimiento inefables e indescriptibles.

A la práctica y experiencia mística se asocia un estilo literario denominado "mística" que se forma por el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales.

El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer en términos cristianos el Reino de los Cielos a la Tierra. Los mecanismos son variados: bien mediante una lucha meditativa y activa contra el Yo, como se da en el budismo y el sufismo, o bien mediante la oración y el ascetismo en el caso cristiano, o bien a través de la Cábala en las corrientes más extendidas del judaismo.


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