lunes, 18 de agosto de 2008

HISTORIA Y EVOLUCION DEL SUFISMO

En cuanto doctrina diferenciada y dotada de un método, el sufismo no aparece mencionado durante el primer y parte del segundo siglo de la historia islámica. No obstante los sufíes posteriores reivindican como parte de su grupo, por un lado a los grandes compañeros/discípulos del Profeta (Abû Bakr, ‘Umar ibn Al-Jattâb, Uzmân ibn ‘Affân, ‘Alí ibn Abî Tâlib, Abû Dharr, Salmân Al-Farsi, ‘Ammâr ibn Yâsir, etc.), y por otro a algunos hombres y mujeres de los primeros siglos que se destacaron por su piedad, caso de Hasan Al-Basri (m. 109 H/643-728), o Rabî‘ah Al-‘Adawiyah (m. 801), y desde luego a los Imames de la descendencia del Profeta, como Al-Hasan y Al-Husayn, sus nietos, pero sobre todo, ‘Alí Zayn Al-‘Abidín y Ya‘far Al-Sadiq (m. 148H/765). Este último está en la silsilah (cadena de maestros) de numerosas cofradías, incluida la Naqshbandiyyah.

Si hemos de creer a los tratadistas musulmanes, hombres del sufismo, éste existió siempre en la forma de piedad y sabiduría que no necesitaba de tratados o explicaciones eruditas. Cuando la piedad y la fe predominan, los hombres santos no sobresalen, pero cuando comienza a difundirse la corrupción y el desvío dentro del Islam, entonces los “Amigos de Dios” se destacan del resto, como las luminarias en el cielo, o las estrellas en la noche. Se ha querido así explicar la aparición del sufismo (sobre todo en sus formas ascéticas, de sencillez y desprendimiento que caracterizaron a algunas figuras del inicio) como una suerte de “reacción” contra el apartamiento del mensaje original del Islam, una reivindicación de la piedad y la sinceridad frente a la creciente corrupción que se extendía entre las clases dirigentes y el poder político. Los primeros sufíes habrían surgido según esta idea para tratar con el ejemplo de revertir la decadencia de la fe.

Hacia fines del siglo II de la Hégira y durante todo el siglo III (722-922) aparecieron las primeras figuras antecesoras del sufismo, algunas de las cuales son referentes o cabezas del linaje espiritual de diversas cofradías actuales.

Ya hemos mencionado a Hasan Al-Basrî (m. 109/728), considerado el primer sufí por algunos historiadores, y conocido también por su papel en el desarrollo del kalâm o filosofía religiosa. En las hagiografías posteriores se mencionan entre los primeros sufíes a Malik ibn Dinâr (discípulo de Hasan Al-Basri), Abû Hanîfah (fundador de la escuela de jurisprudencia que lleva su nombre); Râbi‘ah Al-‘Adawiyah (m. 801, prototipo de la mujer sufi, cantora del amor divino sin concesiones ni limitaciones y de la cual se conservan sólo algunos de sus versos); Dhûn Nûn Al-Misri (m. 245/859) (el primer sufí “típico”, conocimiento de las ciencias ocultas, alquimia, etc., y perseguido por sus ideas atrevidas); Abû Yazîd Al-Bastâmi (o Al-Bistâmi) (m. 261/874) (al cual se atribuyen muchas obras que no se conservan, y en el cual se manifiesta por primera vez el método de enseñanza a través de relatos, historias y dichos paradójicos); Al-Ÿunayd (más conocido como Imâm Al-Ÿunayd, pues fue el primer gran sistematizador del tasawwuf, discípulo de un discípulo de Al-Bastâmi, y del cual se conservan más de una docena de obras, de influencia considerable en el sufismo oriental y occidental; definió por primera vez la terminología propia del sufismo); Al-Hallaÿ (m. 309/922; recordado por ser el primer mártir importante del sufismo, condenado por sus ideas religiosas que reivindicaban el amor místico y la unión con Dios como la suprema meta de todo hombre; para él el amor divino anida en el corazón de todo hombre, sin distinción). Estos son algunos de los más importantes de los primeros años; luego durante los siglos IV y V el número de grandes sufíes y de obras sobre el tema crece exponencialmente en todo el mundo islámico. Aparecen las primeras obras sistemáticas sobre el sufismo, verdaderos “manuales” que incluyen por igual enseñanza mística, vida de los santos de los primeros tiempos, descripción de las moradas y estados espirituales, justificación doctrinaria del sufismo recurriendo al Corán y la Tradición, etc. En estos manuales y hagiografías se incluyen entre los sufíes por igual a los primeros califas, a los grandes compañeros, a los Imames shiíes e incluso a los fundadores de las cuatro escuelas tradicionales de jurisprudencia ([9][9]).

Del siglo IV y principios del V pueden mencionarse dos obras muy difundidas: la Risâlah Al-Qushayriyyah (“Tratado” de Al-Qushayri, m. 1072), que es un tratado sobre las virtudes y moradas espirituales, y el Kash Al-Mahÿûb (El desvelamiento de lo velado), de ‘Alí ibn ‘Uzmân Al-Huÿwuiri (m. 1074), verdadero compendio de las vidas y doctrinas de los sufíes.

El clímax del sufismo, su máxima evolución doctrinaria y sus exponentes más famosos aparecen alrededor del siglo VI de la hégira (1200/1300). De esta época son figuras como ‘Abdul Qâdir Al-Ÿilâni (o Al-Gaylani, m. 1166) (fundador de la cofradía qadiriyyah), Mawlâna Ÿalâluddín Rumi (m. 1273), fundador de los mevlevíes o derviches giróvagos; Abul Hasan Al-Shadili (m. 1258), fundador de la cofradía occidental shadiliyyah; y sobre todo, Muhiuddín Ibn ‘Arabi, el máximo expositor de las doctrinas metafísicas del sufismo y el más prolífico de sus autores con más de 250 obras reconocidas.

A partir de los siglos XII y XIII (a VI y VII siglos de la Hégira del Profeta), comienza el afianzamiento del sufismo en su forma actual, con la aparición de las cofradías y la influencia creciente que estas tienen en la vida social, religiosa e incluso política del mundo islámico hasta el momento actual.

La historia de estas cofradías es muy variada; en todos los siglos ha surgido alguna, y otras han desaparecido, luego incluso de ser muy importantes. Por lo demás cada una de estas órdenes tiene su “personalidad” propia, su impronta; sea en los métodos, sea en la gente que la integra, sea en la doctrina o la filiación espiritual. Por ejemplo los jenízaros, la élite del ejército otomano, pertenecían en su totalidad a la Tarîqah Bejtashiyyah, que por lo demás tiene una rama que propone el celibato, algo insólito en el ámbito musulmán. Los mevlevíes, son los famosos derviches giróvagos por el tipo de danza que realizan, y esta orden en el imperio otomano congregaba en general a intelectuales y artistas. Hay turuq ordenados y cuidadosos en la observancia de la tradición, y otros que se caracterizan por cierta lasitud en esto mismo, o incluso cierta heterodoxia. Algunas cofradías están diseminadas por el todo el mundo islámico, otras sólo están representadas en una región determinada.

Fuente: http://www.webislam.com/?idt=2661

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